El Especialista en Champagne

5 Razones para comenzar el año con Champagne

 1. Un comodín en la mesa. Porque es sin duda el acompañante perfecto para cualquier elaboración culinaria. Ya hemos superado aquellos tiempos en los que el champagne se utilizaba exclusivamente para el aperitivo y sobre todo para brindar con espumosos “golosones” semi-secos al final de una copiosa comida, acompañando a los postres y/o a una bandeja repleta de turrones. Evidentemente no era la mejor forma de disfrutar una botella de espumoso, y quizás sea uno de los principales motivos por los que algunas personas a estas alturas todavía dicen que nos les hace mucha gracia el champagne, con alta probabilidad es porque asocian este vino con esos momentos de saturación culinaria y azúcar.

Tampoco acompañaban esas copas en forma de grandes bañeras redondas o las estrechas flautas, que se encontraban en la mayoría de los hogares españoles y que solo se utilizan para las ocasiones especiales en las que se habría una botella de espumoso.

Poco a poco hemos ido percibiendo la grandeza de una copa de champagne, como acompañante perfecto a casi cualquier plato, es el comodín idóneo para armonizar un menú de principio a fin, desde el aperitivo a los postres. Su frescura, estructura y carácter lo permiten desenvolverse a las mil maravillas con carnes, pescados, platos clásicos o elaboraciones más vanguardistas y exóticas.

 

2. Porque estamos ante un vino con más de 3 siglos de historia, con una larga tradición y en continuo proceso de perfeccionamiento.

El Champagne es un vino del que es difícil precisar con exactitud cuando se elaboró por primera vez y a quien se puede atribuir su descubrimiento. Si podemos ubicarlo a finales de XVII, principios del XVIII y su autoría se disputan entre franceses e ingleses, con más probabilidades de que fueran estos últimos los que lo produjeran de forma buscada por primera vez.

Lo que sí que es cierto es que estamos ante un vino, que surgió de forma accidental, que se percibía en su origen como un defecto, pero gracias a un arduo trabajo de investigación y perfeccionamiento en su proceso de elaboración, se ha convertido en el que quizás sea el vino más famoso del mundo. Solo por ese meticuloso y prolongado proceso de elaboración (mínimo de 15 meses, pero habitualmente más de 30) que se requiere para poder disfrutar de una botella de champagne, deberíamos honrarlo descorchando una botella para comenzar el año.

3. Porque es el Regalo perfecto. Si regalas una botella de Champagne en Navidad quedarás bien seguro. Todo el mucho aprovecha esa botella que tú has regalado, para descorcharla en esta fechas, se acordarán de ti en uno de sus momentos de felicidad, en un momento especial en el que la compartirán con su familia o amigos ¿Se te ocurre un mejor recuerdo …?

Pero además una botella de champagne, es algo con cierto halo de glamour, de sofisticación, estás regalando un elemento que da muestras de tu buen gusto y del alto valor que estás otorgando a la persona merecedora de recibir como regalo esa botella tan especial. Acierto garantizado.

 

4. Porque a pesar de como antes explicábamos se trata de un vino (espumoso) que requiere un proceso de elaboración de varios años, unos medios técnicos onerosos, con el coste que ello le supone a la bodega, que la materia prima (la uva) con la que se produce en la región de la Champaña es una de las más caras del mundo, con un precio por kilo que ronda los 5-6 euros y un envase cuyo valor es mucho más disparatado que el utilizado para embotellar otros vinos, ya que necesita de un cristal más resistente para soportar las atmósferas de presión, el Champagne no es un vino para que lo consuman exclusivamente la gente pudiente, afortunadamente existen grandes productos elaborados por pequeños bodegueros que nos pueden aportar gran disfrute sin rompernos el bolsillo.

Otoño Eno 2014 10

5. Porque todos los momentos especiales, de alegría, felicidad, celebración, están asociados al Champagne. Las Navidades, las campanadas de Año Nuevo, una boda, un cumpleaños, los premios de la lotería, la botadura de un barco, la consecución de una victoria deportiva,…. No hay acompañante que simbolice mejor la felicidad que una botella de Champagne, por tanto es el aderezo obligatorio para festejar el inicio de un año que todos esperamos cuando menos esperanzador.

“Feliz Año 2015 cargado de Burbujas”

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