El Especialista en Champagne

Champagnes Parcelarios

Uno de los debates recurrentes que me ha surgido últimamente en algunas tertulias entre aficionados al champagne es el de los que están a favor de los Champagnes Parcelarios y los que no. Por ello me apetecía escribir unas líneas al respecto. Empecemos por el principio ¿Qué es eso de Champagne Parcelario y en qué se diferencia del Champagne “genérico”?

Supongo que es conocido por la mayoría de los lectores de este blog que una de las características históricas del Champagne es que dentro de su particular sistema de elaboración lo más habitual es que una cuvee sea el resultado de la mezcla de diferentes vinos, diferentes variedades de uva, diferentes prensados, distintas añadas, pero sobre todo confeccionados a partir del ensamblaje de uva de diferentes parcelas. Esta es una práctica que ya se inició en los tiempos de Dom Perignon a finales del XVII y que con el paso del tiempo se ha convertido en lo más natural y en la mayoría de los casos casi imprescindible ya que el viñedo champanoise se encuentra totalmente diseminado, desperdigado en multitud de pequeñas parcelas, las 34.000 ha. que ampara la AOC Champagne, se subdividen en 278.000 parcelas, siendo la superficie media de 1.800 m2 (18 áreas). Esto supone que cualquier pequeño productor tenga un mínimo de 20 parcelas diferentes (no digamos las Grandes Maisons) y salvo que sea un valiente y se decida a elaborar 20 Champagnes diferentes, uno a partir de cada parcela (eso solo está al alcance de “benditos locos” como Vincent Charlot que elabora hasta 25 cuvees diferentes) lo normal es que todos los champagnes provengan de la mezcla de diferentes viñas.

En los últimos 15 años (y con más efervescencia de 5 años a esta parte) se ha producido una tendencia a salir de ese patrón habitual y comenzar a elaborar champagnes que provengan de una sola parcela, Champagnes Parcelarios. Soy de la opinión que el gran impulsor de esta moda ha sido el Movimiento Vigneron, la eclosión de ese grupo de viticultores que un buen día deciden comenzar a elaborar sus propios vinos, que como venimos diciendo también han sido los artífices de otras “resurrecciones” como es el caso de los Coteaux Champanois, los Rose de Saignee, la vuelta a la crianza en barrica o las reducciones de los niveles de dosage.

Algunos no estarán de acuerdo con esto y se apoyarán en el ejemplo más característico, Krug, la bodega de las bodegas en Champagne, la Maison que más hincapié ha hecho en el concepto del ensamblaje, la que confecciona su champagne bandera, su Grande Cuvee a partir del ensamblaje de al menos 100 vinos base diferentes. Esta misma bodega quizás fue la que comenzó a poner de moda los Champagne Parcelarios, cuando en 1979 lanzo la primera añada de un champagne que en estos 40 años se ha convertido en un mito, me refiero al Krug Clos du Mesnil, elaborado a partir de las 1,84 ha. más famosas de toda la Champaña, situadas en pleno centro del histórico pueblo Grand Cru de Le Mesnil sur Oger (Cote de Blancs). Al Clos du Mesnil le siguió recientemente (en 2008 se presentó la primera añada elaborada en 1995) el Krug Clos d’Ambonnay, procedente una sola parcela de 0,685 ha en este caso en el Grand Cru de Ambonnay (Montaña de Reims).

Krug Clos du Mesnil

Clos du Mesnil

Estoy de acuerdo por supuesto que los primeros Champagnes Parcelarios tienen su origen en las Grandes Maisons, como casi todo en la región, es evidente el ejemplo de Krug o el Clos des Goisses de Philipponnat, pero me reafirmo en el comentario esgrimido 2 párrafos más arriba, quien realmente ha creado una tendencia en esta línea de los Parcelarios han sido los Vignerons y cada vez con más intensidad, ya que cada año podemos encontrarnos en el mercado con decenas de nuevos champagnes elaborados a partir de un solo viñedo.

Creo que hay un factor principal que ha provocado este movimiento y se llama Borgoña. La apuesta firme que esta región hizo siglos atrás por el Terroir, por poner en valor y tratar de extraer el carácter diferenciador de cada parcela por pequeña que sea, le ha llevado a convertirse en el espejo al que todos quieren reflejase. Muchos de los jóvenes vignerons que ahora están tomando el volante de las explotaciones familiares en Champagne, o bien se han formado en la vecina Borgoña o bien han tomado esa región (y yo diría esa filosofía) como el ejemplo a seguir. Aquí está en mi opinión el origen de esta moda de los Single Vineyard Champagnes.

Hoy me he levantado con ganas de escribir sobre Champagnes Parcelarios a raíz de un debate surgido días atrás con un buen amigo y gran conocedor del mundo del vino, comentábamos un artículo recientemente publicado en el New York Times por el reputado crítico Eric Asimov sobre los Champagnes de Parcela. Este amigo al que puedo calificar como un friki, siempre a la última en tendencias de vino, estaba muy a favor de estos Parcelarios, defendía las grandes “bombas”, los champagnes más de moda, que han surgido últimamente de la mano de grandes estrellas como Selosse y su gama de parcelarios elaborados a partir de una solera (de los que pronto hablaremos), Jerome Prevost y su famosa la Closerie, Jacquesson, Benoit Marguet, o el caso especial de Ulysse Collin que solo elabora champagnes de parcela.

Yo sin embargo me situé en una posición más prudente, lo siento soy así. Creo que este movimiento de los Single Vineyard es muy valioso para el crecimiento de Champaña, que va a permitir básicamente una cosa, un mayor conocimiento por parte de los productores del terroir champagnoise, de su singularidad y verdadero potencial. Y por extensión va a provocar un cambio de enfoque en una región que de forma tradicional ha puesto el acento más en la bodega que en el viñedo, resaltado el papel protagonista que este último debe tener para la consecución de grandes vinos. Solo por esto ya ha merecido la pena esta moda, que entiendo que ha venido para quedarse.

Champagne Marguet Grande Ruelle

Grande Ruelle de Benoit Marguet

Pero también veo ciertos riesgos, el primero es la acentuada inflación que estamos viviendo en Champagne en los últimos años, vinos que multiplican por 2 su precio incluso de un año para otro y los está llevando a los mismos niveles que sufrimos en Borgoña años atrás. Un Champagne Parcelario es sinónimo en el mejor de los casos de champagne con un mínimo de un 30 % más de valor que el resto de cuvees de la bodega. Y si este camino continua, estos champagnes solo podrán ser disfrutados por ricos, hablando en plata. A mi como gran apasionado del Champagne por encima de todo que soy, me duele mucho no poderme permitir ya botellas como por ejemplo los parcelarios de Selosse que desgraciadamente se escapan de mi presupuesto. Sí, lo sé, hay mucho riesgo en el viñedo de champagne y sobre todo una demanda muy por encima de la oferta por la incorporación de muchos nuevos mercados emergentes, pero lo excesos terminan por pagarse.

Pero el principal riesgo que percibo es que los Champagnes Parcelarios terminen por imponerse a los Champagne de mezcla. Como antes decía creo que esta tendencia es un paso adelante, un avance provechoso, pero personalmente creo que no sería positivo que todas las bodegas elaboraran únicamente champagnes de cada una de sus parcelas por separado.  El Ensamblaje es uno de los atributos que identifica al Champagne, que son parte de su esencia, si nos olvidamos de ello se perderá una de sus grandes cualidades diferenciadoras y Champagne podría convertirse en una copia más de la  Borgoña, en este caso con Burbujas. Por favor no nos perdamos, Champagne es Champagne y Borgoña es Borgoña, no hagamos una contribución más al fenómeno de globalización que vivimos en las últimas décadas en el mundo del vino. Me jode mucho escuchar en muchas catas una frase que cada vez oigo con más frecuencia “Este Champagne es un Borgoña con burbujas” ¡¡No me jodas!!

Creo que una buena praxis sería (en contra de lo que suele realizarse ahora) que todos los jóvenes vignerons que comienzan a elaborar sus champagnes, cuando menos que vinificaran sus parcelas por separado, incluso que las embotellaran y vendieran durante los primeros años. Y cuando realmente hayan llegado a conocer sus viñedos, a descubrir las posibilidades que atesoran por separado, se planteen conseguir cual es el mejor ensamblaje entre ellos que colabore a perpetuar la identidad de su región y del paradigma de vino por el que quiere que le recuerden.

¿Son mejores los Champagnes Parcelarios que los de mezcla? Nooo ¿Son mejores los Rosé de Sangrado que los Rose de Ensamblaje? Nooo ¿Y los Brut Nature mejores que los Brut? Nooo. Lo que es mejor es el Champagne que se elabora ahora al que se elaboraba hace 20 años y tengo la sensación que si no nos volvemos locos esa querencia seguirá con evolución positiva en los años venideros. Todos estos avances, todas estas novedades e inquietudes están ayudando a mejorar calidad de la Champaña sin ningún género de dudas y yo estoy muy feliz por ello.

No deberíais perderos este tipo de Champagnes Parcelarios, probarlos y conocer su particularidad. Para ello como siempre os proponemos una Selección de algunos de ellos, además durante la próxima semana (hasta el domingo 21 de enero) con motivo de este artículo con un descuento del 10 % sobre su precio de mercado (solo tenéis que incluir el cupón: parcelarios2018 al finalizar vuestra compra). Merecen mucho la pena.

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