David Leclapart L´Apôtre 2005, Magia
Dejamos atrás 2017, un año en el que hemos viajado hasta en 7 ocasiones a Champagne y esto ha provocado 2 cosas, que hayamos aprendido más nunca sobre este vino legendario de la mano de algunos de los más grandes, pero sobre todo que hayamos quedado atrapados definitivamente en sus brazos. El Champagne ha dejado de ser no solo nuestro vino favorito y en el pilar en el que sustentamos “A la Volé”, se han convertido para nosotros a partir de este año en un estilo de vida.
Esto no sucede de un día para otro, suele ser el resultado de muchas vivencias, de momentos y botellas tan especiales como la que quiero compartir con vosotros en este comienzo del año.
David Leclapart
En Trepail, un pequeño pueblo de apenas 400 habitantes al este de la Montaña de Reims, tenemos la fortuna de contar con un de nuestros mejores amigos en la Champaña. Su nombre es David Leclapart y a pesar de su sencillez, es una de las grandes estrellas entre los productores de Champagne. Es una persona a la que nosotros no solo admiramos, sino que podemos decir que queremos. Solo hace 2 años que nos conocemos personalmente, pero cada vez que nos vemos, cada vez que llamamos a la puerta de su casa, nos recibe con tal hospitalidad, con tal cariño, nos regala tantas de lecciones de viticultura, de enología, pero sobre todo de vida, que nos hace sentirnos profundamente afortunados de su amistad.
Un día gris, lluvioso y frio del invierno pasado, David nos obsequió con una de esas master class de las que os hablaba. Repasamos sus inicios en la Biodinámica y en la elaboración de vinos, y estuvimos debatiendo durante horas sobre la crianza sobre lías de las botellas de champagne en su diminuta bodega subterránea. Algún día escribiré sobre las conclusiones que yo al menos extraje al respecto. Pero hoy quiero centrarme en algo menos académico y más pasional. Ese mismo día, por la tarde, después de tener el honor comer en casa de su madre, descorchamos algunas botellas juntos para contrastar todo lo que habíamos estado hablando, botellas de sus inicios, botellas con distintas crianzas. Entre ellas recuerdo algunas que no olvidaré fácilmente como un Amateur de la grandísima añada 2002 que se presentó tímido, pero a los 30 minutos de estar abierto se hizo enorme, o un L´Apôtre de 1999 una de sus primeras añadas. Pero sin duda hay un vino que permanecerá en mi recuerdo, una de esas botellas emocionantes, de las que te dejan cara de tonto, David Leclapart L’Apôtre 2005.
Tengo muchas cosas que hablar y escribir de David y prometo hacerlo en el tiempo, pero hoy solo quiero centrarme en este champagne, uno de mis favoritos desde hace años, un champagne parcelario, elaborado exclusivamente de una de las 22 parcelas con las cuenta David, el lieu-dit La Pierre St-Martin, una de las viñas que más he pisado y más me impresionan de toda la región. Tiene el romanticismo de haber sido plantada por el abuelo de David, allá por el año 1946, íntegramente con la variedad Chardonnay. Se encuentra en el lugar idóneo, a media ladera, entre el pueblo y el bosque. Una viña que tramite verdad y energía positiva, trabajada en Biodinámica, como una biodiversidad apabullante en sus calles como podéis observar en este vídeo.
A partir de una materia prima espectacular, solo queda trabajar con la misma honestidad y “sencillez sofisticada” en la bodega, fermentación con levaduras indígenas y crianza en barricas borgoñonas viejas, y 2 años máximo de “elevage” en botella que la gran demanda del mercado le permite aguantar. Yo me pregunto ¿Cuánto más grande sería este vino con 1 o 2 años más de toma de espuma con sus lías en la botella? Otro debate más para escribir al respecto.
Hay una curiosidad con respecto a esta añada 2005, que David nos contaba en clave de humor, pero que estoy seguro que en su momento le llevó a pasar alguna mala noche. David es un tipo curioso y valiente, tienes que serlo cuando a finales de los 90 te haces cargo del viñedo familiar y decides trabajarlo en Biodinámica, cuando nunca nadie lo ha hecho en tu familia y en todo tu pueblo, en una región donde los riesgos climatológicos te pueden llevar a perderlo todo. En 2005 decidió ir más allá, conservando levaduras de la fermentación alcohólica y utilizándolas al verano siguiente para sembrar sus champagnes y hacer con ellas la segunda fermentación en botella, algo extremadamente poco habitual incluso entre los vigneron Bio, es una práctica muy arriesgada. Una vez terminada esa segunda fermentación y pasados 6 meses después, un buen día David bajo a su bodega cogió una de esas botellas y decidió abrirla en primicia con su importador italiano que esa mañana le visita en Trepail. Sirve las copas, sube la espuma, se llevan el champagne a la nariz, todo bien, pero al meterlo en la boca se miran, se extrañan, se asustan, se acojonan y se dicen “No tiene burbuja” ¿Qué pasa David?, “No lo sé, este año he realizado la segunda fermentación con levaduras indígenas, espero que no sea por esto”, ¿pero cuantas botellas de la Apotre has elaborado así? “Todas” ¿Todas? ¿Estás loco?. Siguieron catando otros vinos con una preocupación tremenda por parte de David, imaginaros, y al final de la cata volvieron a servirse una copa de este L´Apôtre 2005 ¿te has equivocado de botella David? “No, es el L´Apôtre 05” “Tiene burbuja ¿qué coño pasa aquí? Jajaja “Esto es magia….” Los dos reían, se emocionaban y se quitan el tremendo susto de encima.

Foto: Champagne Discovery
10 años después me siento privilegiado de haber podido disfrutar de una de esas botellas del David Leclapart L´Apôtre 2005, este vino valiente, honesto, auténtico,… y hacerlo después de pisar la viña que lo vio nacer y con la interpretación del hacedor que lo dio la vida. Aun me impresiona recordar los gestos de David mientras volvía a catar este vino casi una hora después de haber abierto la botella, esos “Puffff”, sus movimientos de cabeza, la agitación de estarlo viviendo, el sentimiento del trabajo bien hecho, del riesgo meditado que mereció la pena. Sobra en este momento escribir una nota de cata, con una palabra basta, Emoción.
David es un vigneron de manos trabajadas, sonrisa sincera y corazón enorme, un amigo, un GRANDE.