Doyard es sin duda, uno de los mejores vigneron de toda la Cote de Blancs, lo que es sinónimo de uno de los mejores creadores de Blanc de Blancs. Una bodega con un gran prestigio a nivel internacional, una de las bodegas históricas de Champagne, un vigneron con 12 generaciones de viticultores a sus espaldas (desde el año 1.677), que además lleva elaborando champagne desde 1927.
La llegada de la actual generación, Guillaume Doyard, ha provocado además un salto exponencial a la calidad de sus vinos, que vamos a comenzar a sentir en este año y con efecto expansivo aun mayor en los próximos.
El feudo de los Doyard es la Cote de Blancs, están situados en Vertus (vecinos del gran Larmandier Bernier), la cuna de los mejores Chardonnays. Cuenta con 11 ha de viñedos con una antigüedad media de 45 años (todo un tesoro) que se reparten en pueblos Grand Cru tan importantes como Le Mesnil-sur-Oger, Oger, Avize o Cramant, así como una importante parcela de Pinot Noir en el Grand Cru de Aÿ (en este caso en el Grande Vallee).
Desde principios de la década de los 90, dejaron de utilizar fertilizantes químicos y pesticidas en su viñedo, y durante los últimos años han comenzado a trabajar biodinámicamente, aunque como dicen “no somos dogmático al 100 %”.
La calidad de la uva de los Doyard es bien conocida en Champagne, por algo han sido hasta ahora proveedores de algunas de las bodegas más importantes, vinificando ellos solamente las mejores partidas de sus viñedos más viejos.
“Mi obsesión en bodega es intervenir lo menos posible”, dice Doyard. “No puedes mejorar lo que te da la naturaleza”. Cuenta con una prensa Coquard PAI (considerada como la mejor prensa de champagne), y no solo usan la cuvée, es decir la primera porción del mosto presando (la taille, o segunda porción, se vende a las grandes casas), sino que distinguen dentro de la cuvée 3 partes o 3 prensados individuales, Doyard usa solo para sus champagnes los 2 primeros, ya que cree que su calidad es significativamente mayor que el tercero.
El 70 % de los vinos se fermentan y crían en barrica, el resto en inox.
Otro carácter distintivo de esta bodega es la presión a la que se embotella, mucho más baja de lo habitual, entorno a las 4,5 atmósferas de presión en lugar de las 6 habituales (en términos más técnicos, utilizando unos de 19 gramos de azúcar en el licor de tiraje en lugar del estándar 24). Esto es un guiño a la tradición, en el pasado, cuando el champagne se fermentaba con tapones de corcho en lugar del tapón de chapa actual, la presión era más baja que hoy y las burbujas más integradas, ellos buscan emular ese espíritu.
A todo lo anterior, lo completa una larga crianza en botella con sus lías, un mínimo de 4 años.
Champagnes
Tradición & Modernidad. Las creaciones de Doyard podemos decir que tienen un perfil clásico de esos champagnes que tanto gustan al ser extraordinariamente sofisticados, elegantes y armoniosos… motivado por la falta de urgencias y precisión en su elaboración; pero a su vez son profundos, concentrados, con carácter, frescos… de esto tiene mucha culpa el gran trabajo y control de rendimientos que hacen en el viñedo.