Este pequeño proyecto posiblemente este destinado a convertirse en uno de los productores más singulares y atractivos de la “nueva ola” en Champagne.
Marie-Laurène Lefébure después de graduarse en la Universidad de Sorbonne de París, trabajó durante casi 10 años como historiadora del arte y arqueóloga. Una película, “Mondovino” de Jonathan Nossiter, que versa sobre los efectos de la globalización en la viticultura, cambió su vida para siempre.
De nuevo hizo las maletas y regresó a casa, a Champagne, concretamente al pueblo de Baye en la Coteaux du Petit Morin, una subregión poco conocida hasta hace poco, situada entre la Cote de Blancs y la Cote de Sezanee, que en los últimos tiempos ha tenido una gran eclosión gracias al gran Ulysse Collin.
Allí la familia reunía hasta 5,5 ha de viñedo (incluida una pequeña parcela situada en la Cote des Bar) y decidió implicarse de lleno y comenzar con un nuevo proyecto de vida que contemplaba un cambio en la forma de trabajar la viña y en la elaboración de sus propios vinos por primera vez en la historia familiar.
Se formó en la escuela de vitivinicultura de Avize, donde conoció a su actual marido Sebastien, un auténtico apasionado de la viña. A partir de aquí decidieron continuar su formación en una bodega y escogieron para ello a uno de los auténticos interpretes de la biodinámica en Champagne, nuestro admirado Olivier Horiot, con el que estuvieron 2 años trabajando.
Sus bases:
- Viticultura sostenible, tradicional y natural (en pleno proceso de conversión y certificación orgánica).
- Con el fin de preservar los paisajes históricos de Champagne (antes de fueran inundados del monocultivo de vides), se encuentran en pleno proceso de replantación de setos y árboles en todas sus parcelas, así como el desarrollo de pequeños estanques y colmenas que ayuden a promover la biodiversidad.
- Crianza en barrica sobre lías finas de al menos durante 11 meses (en algunos vinos llegan hasta los 24).
- Elaboración apoyada en la mínima intervención, realizada mediante el uso de la gravedad, y de forma todo lo manual y ‘artesanal’ posible.
Esta es la esencia de este diminuto (en cantidad) y sugerente proyecto que nace con una filosofía clara: “Nuevos vinos a la antigua. Viticultura campesina y vinificación lenta“. Un proyecto a seguir con champagnes cargados de personalidad y producción muy limitada.