Ya sabéis que últimamente cada año surgen decenas de nuevos proyectos en Champagne, muchos de ellos sinceramente no merecen tanto la pena, otros realmente desde las primeras añadas comienzan elaborando grandes vinos, pero solo unos pocos tienen algo que va mucho más allá: personalidad.
Este es el caso de un vigneron llamado Thibault Tassin y su compañera de vida Alizee. Ambos están dando forma a uno de los proyectos más bonitos de cuantos hemos visto nacer en Champagne desde que llevamos viajando a la región hace 15 años.
Thibault viene de una familia vinculada a la viña de Champagne desde varias generaciones atrás, su padre posee más de 10 ha en la Cote des Bar, sobre todo en Essoyes y los pueblos de alrededor. Alizee es enóloga y ha trabajado varios años en una empresa de análisis y asesoramiento enológico.
En 2019 acordaron con el padre de Thibault separar 2 parcelas del viñedo familiar en el pueblo de Celles-sur-Ource, que suman poco más de 1 ha, con la intención de trabajarlas y elaborarlas según sus propias convenciones personales.
A su vez adquirieron en el pueblo de Landreville una vieja masía de piedra con varias bodegas subterráneas abovedadas. Llevan 4 años reformando todo con sus propias manos, dando forma a uno espacio increíble que constituye su bodega y vivienda.
Así nace su proyecto de vida, una aventura que poco a poco irá creciendo, incorporando algunas más de las parcelas familiares.
Su objetivo es claro: “Buscamos en la medida de lo posible acercarnos a lo que pudieron ser los champagnes de antaño (sin las intervenciones abusivas modernas)”.
Thibault es un verdadero hombre de viña, donde ha pasado la mayor parte de su tiempo desde que era un chaval, cuando miras sus manos y el brillo de sus ojos cuando pisa el viñedo, te das cuenta de lo que representa para él. Aplica una viticultura biológica (obtendrá la certificación a partir de la añada 2023). Aquí no hay recetas encorsetadas, sus decisiones están guiadas por sus propias creencias personales, la observación del terroir, el análisis de su suelo y la evolución de sus vinos.
A nivel de elaboración su obsesión es intervenir lo menos posible. Fermentaciones y crianza de los vinos siempre en barrica borgoña de segunda mano, no añaden ningún producto enológico (solo unos gramos de azufre en la cosecha), levaduras espontáneas, no filtrado, no clarificado, no enfriado, crianza en botella con corcho durante 3 años y todos los trabajos se realizan a mano. Todos sus champagne son de una sola añada, se vinifican parcela por parcela y se embotellan en Brut Nature (0 gr dosage).
Cuando en un proyecto pones todo tu tiempo y el corazón, cuando además hay un enorme conocimiento de viticultura y enología, los resultados suelen llegar muy pronto. En su caso, en su primera añada, la grandísima 2019, ya han demostrado el enorme potencial que hay que detrás de estos vinos. Champagnes serios, profundos, precisos, afilados, de gran tipicidad champenoise…
Thibault y Alizee son 2 personas enormemente discretas, pero sus champagnes a pesar de su producción limitadísima, van a hacer muchísimo ruido.