Creo que es importante comenzar la presentación de esta bodega anticipando que estamos ante uno de los más importantes productores de todo Champagne.
Hay una larga historia detrás de la familia Collin unida al viñedo y al vino en pueblo de Congy (familia de toneleros y viñadores desde 1812), pero lo cierto es que no es hasta la incorporación de Olivier Collin (junto a su esposa Sandra Zaragoza), hace apenas 20 años atrás, cuando ha pasado a convertirse en una marca ineludible entre los grandes vinos de Champagne. Esto es toda una excepción en un mundo como el del champagne, en el que existen más de 5.000 vignerons, la mayoría de ellos desconocidos para el público en general y donde en muchos casos se requieren varias generaciones para encumbrarse al olimpo de los mejores.
La dificultad para conseguir lo que ha alcanzado es aún mayor cuando sus 8,7 ha de viñedos se encuentran en un lugar poco reconocido hasta ahora, alejado de cualquiera de las regiones nobles y pueblos de máxima calificación Grand Cru, concretamente están situados en los Coteaux du Petit Morin (donde se ubica la bodega) y Côteaux du Sezannais, regiones hasta hace poco descocidas. Gracias a su fuerte dinamismo y la gran calidad de su trabajo, los propietarios de Ulysse Collin consiguieron realzar y literalmente poner en el mapa champenois.
Como en casi todas las historias de éxito, los comienzos fueron muy complicados, además de un arduo proceso jurídico para recuperar la explotación de sus viñedos, hasta ese momento arrendados a una gran casa, en su primera añada 2003 sufrió de forma drástica los efectos del duro clima champenois, perdiendo prácticamente toda su producción por el efecto de las heladas primaverales (unido a la dificultad de ese tórrido 2003 sufrido en toda Europa que todos recordamos). Así que en 2004 redobló los esfuerzos y vinificó su primer champagne parcelario denominado Les Pierrières (nombre de la parcela), en la cercana población de Vert-Toulon. A partir de aquí, sigue, paso a paso la historia y Les Pierrières hoy en día es uno de los vinos más famosos de todo Champagne.
¿Dónde está el secreto del éxito de esta bodega? Nuestra impresión, después de conocer durante muchos años a Olivier Collin, residen en su marcada personalidad y en su enorme espíritu perfeccionista, nada es suficiente para él, la busca de la excelencia en sus vinos es su máxima y no descansa al abrigo de los laureles del éxito.
Su personalidad quedó clara desde el comienzo, su filosofía vitivinícola de influencia borgoñona lo llevó a elaborar sus champagnes desde el inicio a base de parcelas (primer vino Les Pierrières, al que siguió su primer Blanc de Noirs, Les Maillons, y posteriormente nacieron tremendos champagnes a partir de pequeños lieux-dit en Congy como son Les Roises, Les Enfers o le Jardin d’Ulysse), en mayor parte, monovarietales, Extra-Brut, vinificados exclusivamente en barricas de roble, fermentados con levaduras indígenas, sin clarificar ni filtrar, cuestiones que a primeros de los 2000 era toda una excepción en la región.
Su espíritu perfeccionista es muy explícito desde los albores, con la consecución de vinos siempre absolutamente precisos, pero si cabe, aún está siendo más perceptible en los últimos años, cuando ya ha sido reconocido con un vigneron top, en lugar de acomodarse, sus esfuerzos en busca de la perfección se han multiplicado exponencialmente. Ejemplos concretos de esa búsqueda de la perfección hay muchos:
Desde la incorporación de una nueva prensa Coquard PAI que ha supuesto un plus importante en la precisión de sus vinos.
El específico trabajo de sus suelos, el uso de compost orgánico, el control de rendimientos y la espera pausada hasta la consecución de la maduración óptima de la uva.
El empleo a partir de la añada 2009, en un porcentaje cada vez mayor año tras año, de vinos de reserva, por cuvée (único ensamblaje de la casa), lo que les dotan de una extraordinaria complejidad.
Hasta el enorme esfuerzo que la bodega está llevando a cabo en los últimos años, incrementando de forma muy importante el tiempo de crianza sur lattes (crianza en botella con sus lías) de todos sus champagnes.
Sus vinos exhiben la misma personalidad que su creador, son vinos profundos, con gran intensidad sápida, de gran potencial de envejecimiento, precisos y elegantes. Nosotros decimos que son fácilmente reconocibles en una cata a ciegas, esto dice mucho de ellos, tienen una identidad muy definida que algunos asemejan a los más grandes borgoñas blancos (aunque en este caso sean con burbujas).
Vinos que se encuentran en el Top del champagne contemporáneo. No podemos olvidar que Ulysse Collin es el único productor de champagne que ha sido calificado 2 veces consecutivas con la puntuación máxima de 100 puntos Parker, siendo la media general de sus vinos 98/100.
Y, por si fuera poco, lo mejor está por venir.