El Especialista en Champagne

Quería hablar de Champagnes Tintos y acabé haciéndolo de Vinos Naturales

Vinos Naturales

Los que me conocen saben que actualmente tengo una tendencia gustativa hacia ese movimiento (mal llamado desde mi punto de vista), de Vinos Naturales. Sí, ya sé que solo es nombrar Vino Natural y se levantan ciertas suspicacias, recelos, incluso discusiones. Los más puristas hablan de vinos “perrofláuticos” o “vinagrillos”,… de la misma manera que los “naturalistas” cargan contra los grandes vinos de regiones como Burdeos o la Ribera del Duero que hasta hace pocos años eran la leche y ahora solo son bombas con tanta concentración que no se puede acabar uno la botella.

¡¡Dejemos de discutir coño!! afortunadamente hoy en día tenemos vinos para todos los gustos, cada vez más, aprovechémonos de ello y que cada uno descorche aquello que le venga en gana. Yo reconozco que soy un poco veleta, me encanta ir de acá para allá, en pocos días he disfrutado de vinos míticos de Borgoña, de clásicos castellanos de los que nunca me alejaré como los vinos de mis grandes amigos de la familia García (Mauro, San Roman, Garmón,…) o hartarme de una selección de variopintos vinos llamados también de forma irónica “podemitas”.

Arado con Caballo

Como decía al principio, tengo una tendencia actual, yo no diría solo hacia el Vino Natural, si no a aquellos vinos que tengan historias que contar, que tengan personalidad, que exista pasión en las personas que los hacen posible, que transmitan el paisaje del que proceden. Dentro de los vinos naturales hay mucho de esto y quizás eso es lo que más me atrae, aunque estoy de acuerdo en que hay muchos “artistas” que se han subido a este carro sin un mínimo de conocimiento y lo que es peor sin demasiada sensibilidad ni honestidad. No todo vale señores, los vinos de verdad no se hacen solo sin añadir levaduras seleccionadas, sulfuroso, o con una viticultura “hippie”.

Siempre he leído que un “Vino Natural es un vino hecho con uva natural, sin añadir ni quitar nada a esa uva. El resultado es un fiel reflejo de la tierra de la que nace el vino”. Desgraciadamente la segunda parte de esta descripción, no se cumple con mucha asiduidad. Personalmente percibo una cierta “globalización” olfativa y gustativa en los Vinos Naturales, defectos surgidos de una digamos no correcta elaboración, en unos casos por falta de la escrupulosa limpieza que hace falta para hacer vino, en otros por puro desconocimiento enológico o simplemente por la ausencia de los medios necesarios. Aromas que nos llevan a reconocer más una sidra que un vino; barnices, esmaltes, lacas de uñas; turbidez visual que no invita a llevarlo a la boca. No es que me molesten estos defectos que puedo llegar a entender en algunos casos, lo que realmente me fastidia es que encuentro los mismos aromas y gustos en un vino natural elaborado en Castilla, a otro vinificado en Valencia o incluso en el Jura, con suelos, climas, variedad de uva y elaboradores distintos. ¿No creéis que podemos estar gestando un mismo proceso de globalización en el vino que provocó el efecto Parker?  No se está cumpliendo en muchos casos el objetivo que el vino sea el fiel reflejo de la tierra que lo vio nacer. Para mi este es el gran pero de los Vinos Naturales hoy en día.

A pesar de ello, creo que este es el camino, la industrialización vivida a mediados del siglo XX en el mundo del vino a buen seguro que aportó muchas cosas positivas, pero poco a poco nos ha llevado a consumir vinos sin alma, con sabores y olores impostados, absolutamente artificiales y anodinos. Ojo, con muchas excepciones buenísimas por supuesto. Esto mismo ha ocurrido con la mayor parte de los productos agroalimentarios, que vamos decir del Tomate, muy bonitos, rojo intenso, si una mínima muesca, pero sin la más mínima enjundia ni sabor. Y que decir del Pan, que os parece que una provincia como la mía, Segovia, con decenas de miles de hectáreas plantadas de cereales, no encontremos un jodido pan que te haga enarcar las cejas.

Dive Bouteille

Estoy recién llegado del Loire, de la semana que todos los primeros días de febrero se celebran varios salones con el vino Bio como protagonista, nosotros concretamente nos centramos en la Dive Bouteille, la famosa feria que reúne en las espectaculares Caves Ackerman (Saumur) a casi 250 vignerons principalmente franceses pero también a algunos de los más importantes “evangelistas” del vino natural en el mundo. No soy nada “feriante” me aburren mucho las ferias, catar y escupir, catar y escupir,… ¡si nos viera el abuelo…! Sin embargo en esta ocasión estuvimos casi 2 días “viajando” desde Beaujolais hasta Jura, pasando por su puesto por Champagne o haciendo paradas en Austria, Grecia o Eslovaquia. Disfruté muchísimo, me sorprendía casi en cada parada, me reí, escupí menos de lo habitual, ratifique que esta filosofía de vida me mola.

Tiene huevos, yo quería escribir un artículo sobre los Champagnes Tintos, a raíz de una conversación y una botella de un espumoso ancestral natural  tinto y he terminado escribiendo un alegato personal en favor de los Vinos Naturales, debe ser que realmente vengo abducido por la Dive, jejeje.

Partida Creus Garrut

Al menos acabaré hablando de ese ancestral, me refiero al Partida Creus Garrut, que conocí a través de esa ventana obligatoria para todo forofo del vino como es www.devinis.org de mi querido y admirado Joan Gómez Pallarés, en un momento en el que buscaba Pet Nat elaborados en nuestro país. Me interesan mucho este tipo de vinos, como importador de Champagne me veo en la necesidad de profundizar en todos los espumosos del mundo y el mundo de los Petillant Natural me atrae sobre manera, aunque tengo que reconocer que hasta el momento no me han llegado a emocionar. Creo que a pesar de ser un vino con siglos de historia, está en fase embrionaria dentro de la enología del siglo XXI. Me quedo con su esencia y potencial.

Partida Creus

Partida Creus es una de esas bodegas surgida de la pasión de 2 italianos (Maximo y Antonella) afincados en el Bonastre (Bajo Penedés), un proyecto de vida global, a partir del cual producen frutas, verduras, cereales, aceite y por supuesto vino. Elaboran más de 20 vinos diferentes, basados la mayoría de ellos en la recuperación de variedades autóctonas, muchas de ellas desconocidas por el gran público, como es el caso de este Garrut, una variedad tinta emparentada con la Monastrell, que ellos vinifican en 2 versiones, una como vino tranquilo y otra como Pet Nat, después de macerar las uvas despalilladas, fermentar el mosto inicialmente en depósitos de inox e incorporarlo a la botella a media fermentación para termine allí la misma consiguiendo ese carbónico que caracteriza a estos vinos.

Este tipo de aventuras me atraen muchísimo, me invitan a profundizar, a conocer más de sus vinos, a pisar sus viñedos y compartir con las personas que hay detrás. Estos son los vinos a los que me acerco en este momento de mi vida.

Os adjunto un vídeo para que conozcáis a Antonella y a Maximo y el proyecto que ahora tienen entre manos, ojala sirva para aportar mi pequeño granito de arena a que su sueño se siga haciendo realidad.

Y por supuesto, prometo en unos días escribir sobre los Champagnes Tintos como pretendía en un principio.

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